A menudo se nos dice que limitemos nuestro "tiempo frente a la pantalla", gracias en parte a la intensa luz azul que pueden emitir las pantallas. Las plantas también pueden detectar la luz azul, pero en lugar de causar noches de insomnio a nuestros amigos verdes, podría ayudar a que sus frutos sepan mejor. Los investigadores informan ahora en el Revista de Química Agrícola y de Alimentos que los mangos pueden volverse más rojos, más dulces y más maduros cuando se exponen a la luz azul durante varios días.
Las plantas dependen de la luz solar para realizar la fotosíntesis y madurar sus frutos. Los estudios han demostrado que la exposición a la luz puede afectar la apariencia de la cáscara de algunas frutas y puede aumentar la cantidad de azúcar y pigmentos en frutas como los tomates, que contienen clorofila en toda su pulpa. Sin embargo, otras frutas como los mangos solo contienen este pigmento en sus cáscaras gruesas, lo que podría cambiar la forma en que la luz afecta la pulpa.
Además, la luz del sol contiene muchos colores, por lo que diferentes longitudes de onda pueden tener diferentes efectos. Entonces, Yuanwen Teng y sus colegas querían investigar cómo luz azul afecta la calidad y madurez de los mangos.
Para comprender este fenómeno, los investigadores colocaron un grupo de mangos en luz azul y otro grupo en oscuridad durante nueve días. Descubrieron que los mangos expuestos a la luz azul contenían muchas más antocianinas en la cáscara, lo que los hacía más rojos que los que quedaban en la oscuridad. La pulpa de estos mangos también era más suave, más dulce y más amarilla, y tenía más sacarosa y carotenoides que el otro grupo.
En pruebas adicionales, el equipo encontró que los genes sensibles a la luz involucrados en la vía de la fotosíntesis, así como los genes clave involucrados en la producción de sacarosa, antocianina y carotenoides, estaban regulados al alza bajo la luz azul. Esto significaba que los mangos podían percibir directamente esta luz y desencadenar una vía de señalización genética interna, dicen los investigadores.
El efecto fue más pronunciado en la cáscara que en la pulpa, lo que indica que la luz azul no penetraba mucho más allá de la piel. Los investigadores dicen que este trabajo podría ayudar a arrojar luz sobre la compleja relación detrás de la luz de color y la calidad interna de fruta.