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El cambio climático está remodelando el mundo y su impacto en la agricultura es profundo. Según Zdeněk Žalud de la Universidad Mendel de Brno, el sector agrícola, aunque responsable de una cuarta parte de las emisiones globales, desempeña un papel crucial en el secuestro de carbono, lo que hace que su impacto neto sea ligeramente positivo. A medida que aumenta la temperatura media anual en la República Checa, el sector se enfrenta a amenazas cada vez mayores. Se proyecta que el año 2023 será el más cálido del país, con una temperatura promedio de 9.7 grados Celsius, lo que enfatiza la urgencia de abordar el cambio climático en la agricultura.
Žalud destaca un aumento significativo de las temperaturas medias, de 6.7 grados centígrados en el período comprendido entre 1800 y 1960 a 8.7 grados centígrados en el presente milenio. Este aumento conlleva un aumento de la evaporación del agua, lo que provoca condiciones de sequía. La República Checa, que emite aproximadamente el 0.5% del total de las emisiones mundiales, se sitúa como el vigésimo mayor emisor per cápita a nivel mundial y el quinto de la Unión Europea. Las emisiones per cápita en el país son cuatro veces superiores al promedio mundial.
En la República Checa, la agricultura contribuye con el seis por ciento de las emisiones totales, mientras que otros sectores, especialmente la energía y la industria, constituyen la mayoría. Sin embargo, cuando se combina con la silvicultura, el paisaje ve una reducción del 27 por ciento en las emisiones a través de la fotosíntesis. Žalud destaca la positividad de la agricultura en el balance de emisiones globales. También señala que el sector emite sustancias diferentes al CO2, lo que representa una minoría de las emisiones de gases de efecto invernadero.
El cambio climático plantea importantes desafíos a la agricultura y la silvicultura. Incluso si se alcanza el límite de calentamiento de dos grados establecido por el Acuerdo de París, se prevé que la superficie afectada por la sequía se duplique. En los últimos 15 años se han producido sequías incluso en años meteorológicamente normales, lo que ha provocado pérdidas sustanciales en la agricultura, que alcanzaron los 11 millones de coronas checas en 2015. Además, el impacto en los bosques ha sido alarmante, y las emisiones de los bosques moribundos añaden una dimensión inusual a la crisis climática.
Para combatir la evaporación del agua y mitigar el impacto en la agricultura, son necesarias medidas proactivas. La sostenibilidad se convierte en el foco clave, alineándose con los esfuerzos globales hacia la descarbonización y el cierre de las centrales eléctricas de carbón. La interacción entre el cambio climático, la agricultura y la silvicultura es compleja y requiere un enfoque holístico para un futuro sostenible.
A medida que la crisis climática se intensifica, la agricultura y la silvicultura emergen como víctimas y salvadores potenciales. Es crucial adaptarse al clima cambiante y al mismo tiempo adoptar prácticas sostenibles. Se debe reconocer el papel positivo que estos sectores pueden desempeñar en el secuestro de carbono y se deben dirigir los esfuerzos hacia la creación de prácticas agrícolas resilientes y respetuosas con el medio ambiente.