El sector hortofrutícola es un campo en continua evolución que ha sufrido una importante revolución a raíz de la pandemia del Covid-19. Los avances en el ámbito digital y tecnológico, los nuevos hábitos de consumo, junto con la inflación y el aumento de los costes energéticos en los últimos tiempos están afectando a un mercado que, a pesar de las adversidades, sigue siendo competitivo.
Una evolución que ha requerido tanto a las pymes, como a los comercios minoristas, así como a las grandes empresas comercializadoras y distribuidoras de frutas y hortalizas, una rápida adaptación en cuanto a sus modelos de negocio.
En este sentido, se han visto obligados a minimizar sus costes, a ser más eficientes ya incrementar, en muchas ocasiones, sus inversiones en el ámbito tecnológico.
La sostenibilidad, en el punto de mira
La sostenibilidad volverá a ser una de las tendencias más relevantes del mercado hortofrutícola en 2023. La industria del sector ya considera este factor como innegociable, y se presenta como un reto continuo en cada una de las partes del negocio de frutas y verduras.
Un reto en línea con lo establecido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), ya avanzó a mediados de 2022 que este problema se intensifica y que algunas tendencias que se han dado en las últimas décadas ya son irreversibles.
En este contexto, los productores de frutas, proveedores y minoristas de hortalizas se han ido fijando objetivos medioambientales muy ambiciosos, y las inversiones en el ámbito medioambiental se han convertido en una prioridad.
Inversiones que en 2023 seguirán repercutiendo en el uso de energías alternativas, en envases más sostenibles y también en aspectos relacionados con la logística y el transporte. Estos también irán encaminados a paliar el problema que plantea la imprevisibilidad del clima, que ha hecho que la compra de frutas y verduras sea más compleja ahora que hace unos años.
Esta imprevisibilidad se puede ver en ciertos productos, como el cultivo de la baya en España. Debido a la inestabilidad de las temperaturas en la Península Ibérica, los productores han buscado alternativas para su cultivo en lugares situados más al sur, como Marruecos.
Por otro lado, en la búsqueda de esa sustentabilidad, las empresas y los estados cada vez toman decisiones más drásticas. Francia ya ha prohibido los envases de plástico para frutas y verduras sin procesar que pesen menos de 1.5 kilogramos.
En el sector privado, el minorista sueco ICA y la cadena de supermercados Rewe en Alemania han lanzado el etiquetado láser, mientras que Lidl Suiza financia investigaciones para mantener, con un producto resultante de la cáscara triturada de frutas y verduras, los plátanos y pepinos más frescos sin la hay que envolverlos en plástico.
El mercado hortofrutícola, para adaptarse a la coyuntura internacional
El precio de los precios de la energía, la situación económica internacional y la inflación también han alterado el mercado hortofrutícola. Así, en la eurozona, los precios de los productos, incluidas las frutas y verduras, han ido subiendo a lo largo de 2022, especialmente en países como Alemania.
En el Reino Unido, el último año y medio ha visto los precios más altos desde 1990, al igual que ha sucedido en los Estados Unidos y Japón. Sin duda, el conflicto entre Ucrania y Rusia ha influido en esta cuestión, aunque, a finales de 2022, esta inflación se ha amortiguado en algunos países como España.
Para el negocio de los productos frescos, los precios de la energía son motivo de preocupación, a lo que hay que añadir el coste del transporte. En el transporte marítimo, los expertos pronostican que 2023 podría ser un año de normalización de los costes del transporte, tras el incremento que sufrieron tras la pandemia, donde alcanzaron sus máximos históricos.
Todas estas circunstancias han puesto a la cadena de suministro de productos frescos bajo una gran presión. Además, habría que añadir otro factor, como son los precios de los fertilizantes, que han sufrido un incremento a raíz de la guerra entre Rusia y Ucrania.
En cuanto a las previsiones para este año, la tendencia apunta a que los productos premium podrían sufrir en 2023, mientras que los alimentos y artículos básicos podrían atraer una mayor cuota de mercado. Algunos expertos también hablan del crecimiento de los productos orgánicos, continuando la tendencia de este tipo de productos en la última década.
La importancia de una dieta saludable
La salud y el bienestar continúan ocupando un lugar importante en las tendencias del negocio de productos frescos en 2023. Los consumidores buscan alimentos más nutritivos, más saludables que les permitan mejorar su dieta, parámetro que se acentuó significativamente con la pandemia.
En este sentido, la importancia de los alimentos veganos, las dietas vegetarianas y los alimentos de origen vegetal han ido aumentando paulatinamente. Naciones Unidas declaró el 2021 como el Año Internacional de las Frutas y Verduras, con el objetivo de resaltar la importancia de estos productos, hecho que demuestra el crecimiento de la conciencia que existe en torno a este tema.
Por su parte, las empresas han sabido recoger esta conciencia, y son muchos los estudios que destacan la importancia que tiene para los ciudadanos llevar una dieta equilibrada. Algunos productos como la col, el brócoli, los pimientos o los cítricos han incrementado sus ventas, sobre todo en países como Finlandia, donde la alimentación saludable se ha convertido en una especie de religión.
Sin embargo, el consumo de frutas y verduras no se ha disparado y se mantiene por debajo de los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud. De hecho, la propia OMS atribuyó la muerte de cerca de 3.9 millones de personas en todo el mundo en 2017 a la falta de frutas y verduras en su dieta.
Los productos de proximidad ganan adeptos
El consumo de productos locales y de temporada ha ido ganando adeptos en los últimos tiempos. Una tendencia que seguirá aumentando y que además tiene beneficios económicos y medioambientales. El consumo de productos locales también se asocia con una alimentación más saludable.
Algunas empresas como Danone se han fijado el objetivo de obtener, en la medida de lo posible, fruta local del lugar donde se consumen sus productos. Uno de sus productos en Francia, el “Aux Fruits d'ici”, cuyo significado es “frutas locales”, busca precisamente abastecerse de estos productos cercanos.
Combinar la venta online con la física
El año pasado, la empresa china JD abrió sus primeras tiendas físicas en Europa. No fue el único gigante del comercio electrónico que intentó combinar las ventas electrónicas con las ventas físicas. Sin ir más lejos, Amazon, a través de Amazon Go, ya ha abierto en Estados Unidos y Reino Unido un sistema que en definitiva se basa en un supermercado físico en el que no hay cajeros automáticos, buscando así combinar la venta física con la electrónica. .
En el caso de JD, sus puntos de venta en Holanda no se parecen en nada a los supermercados tradicionales, sino que son un lugar de recogida de pedidos que son almacenados y llevados por un robot hasta este punto de recogida.
Asimismo, los supermercados tradicionales continúan avanzando en sus modelos de sitios web de comercio electrónico, ya que la entrega a domicilio sigue abriéndose camino. El objetivo de estos nuevos modelos es combinar ambos tipos de venta, en una sociedad cada vez más urbana y con menor disponibilidad horaria.
Crear cadenas de suministro más completas y flexibles
Las cadenas de suministro han ido cambiando a medida que el mercado ha evolucionado y ha aparecido la tecnología.
Sin embargo, en el sector hortofrutícola, a diferencia de lo que ocurre en otros sectores, la mercancía se enfrenta a diversos obstáculos desde que se recoge en el campo hasta que llega al consumidor, como la temperatura o la necesidad de mantener la calidad del producto. .
Este tema es un gran desafío para la cadena de suministro, por lo que el desarrollo de estas cadenas se presenta como una característica estratégica para el negocio de frutas y hortalizas frescas de este 2023. Las empresas y los minoristas deben forjar alianzas para seguir mejorando las cadenas de suministro, haciéndolas más completas. y más flexibles para minimizar los riesgos.
El sector sigue mecanizándose y avanza en el terreno digital
La industria hortofrutícola se enfrenta a la falta de trabajadores a lo largo de la cadena de suministro, incluida la propia recogida del producto en el campo. Por citar un ejemplo a nivel internacional, Nueva Zelanda ha tenido problemas para recoger kiwis y manzanas, problema que tampoco es ajeno a España.
Al mismo tiempo, la mecanización del campo ha ido ganando espacio y ya está muy extendida en algunos cultivos. Además, muchas empresas de frescos siguen intensificando su estrategia en el terreno digital, una apuesta que puede paliar una falta de trabajadores que en otros tiempos ha sido abundante.
Surgen más variedades de frutas y verduras
Encuentra la mejor manzana Pink Lady o el mejor kiwi SunGold. La modificación genética es un área en continua evolución en el sector hortofrutícola, una rama científica que seguirá siendo una de las tendencias este año y probablemente en el futuro.
En esta línea, el mercado hortofrutícola sigue siendo, a pesar de ser un sector complicado para las marcas registradas, un ámbito para seguir probando cosas nuevas.
A modo de ejemplo, en Japón se están registrando nuevas variedades de frutas y verduras, y según un informe de Asian Reviez, a finales de septiembre de 28,600 el gobierno japonés registró unas 2021 frutas, verduras y otros cultivos, lo que significa tres veces más que las registradas en 1994.
El consumidor busca experimentar con nuevos sabores
Relacionado con la genética del sabor del dispositivo anterior, para muchos consumidores ya no es suficiente que el producto sea saludable. El consumidor quiere experimentar, disfrutar de la experiencia que le proporciona un nuevo sabor, y este tema no ha pasado desapercibido para las empresas que elaboran y comercializan estos productos.
Un ejemplo de ello es la cooperativa belga y holandesa BelOrta, que cultiva unas 50 variedades diferentes de tomate. Cada uno de ellos ofrece un sabor diferente, para que cada consumidor pueda adquirir la variedad que más le gusta.
Su éxito demuestra la importancia del gusto para los consumidores, mostrándose cada vez más exigentes en este aspecto. Además, este buen gusto debe perdurar en toda la cadena de suministro, y este punto también se presenta como un reto para el sector hortofrutícola.
La tecnología, el mejor aliado
La tecnología tiene múltiples aplicaciones y efectos y por eso es una de las tendencias a tener en cuenta para 2023. Aunque es un término muy amplio y con muchas aplicaciones, la tecnología sigue afianzándose como uno de los factores más determinantes en la materia. de frescos.
La tecnología también se presenta como una de las soluciones a la falta de mano de obra en el campo, así como para el abastecimiento de productos, para su transporte y distribución, y también para la venta al por menor y la comercialización, entre otros aspectos. Por lo tanto, los avances tecnológicos que estamos viendo están destinados a tener un impacto en cómo se cultivan, comercializan, venden e incluso consumen estas frutas y verduras.
Una fuente: https://www.diarioelcanal.com